Mmm...
Un gemido tímido, gutural, una mezcla entre placer y
sopor sale por mi garganta. Procede de mi vientre, atraviesa mi estómago, mi
pecho y escapa entre mis labios como un saludo al nuevo día...
Mis ojos permanecen cerrados todavía. No desean
abrirse, siguen dormidos o simplemente es que permiten que sean mis otros
sentidos los que se deleiten al máximo con lo que estoy sintiendo...
Extiendo mi mano, hasta mi entrepierna y se posa
sobre tus cabellos. Los acaricio... Mis dedos se deslizan como un peine
apreciando su suavidad. Mis yemas alcanzan tu cuero cabelludo y ejercen una
pequeña presión para indicarte que he despertado y que me gusta tu manera de
decirme buenos días...
Ronroneas, emites un sonido de complacencia pero no
dices palabra pues tu boca está ocupada. Sedienta, ansiosa por disfrutarme y
hacerme disfrutar.
Tu lengua... Ohhh, tu lengua...!! Trabaja
afanosamente, sin descanso, en alcanzar todos los rincones de mi vulva.
Acaricia mis labios más íntimos tal cual fuesen un helado a punto de derramarse
y se encarga de recoger hasta la más mínima gota de mi esencia. Tan pronto
acaricia suavemente mi clítoris como penetra mi vagina con avidez..
Mi sexo está empapado, fruto de mi excitación y de
la humedad de tu boca... Tu lengua para por instantes para permitir que tus
labios sorban mi clítoris y cuando creo no poder aguantar más, vuelves a lamer
tu particular helado...
Retornas a penetrarme oralmente y empujo mi sexo
hacia delante para facilitarte el trabajo y que puedas alcanzar mayor
profundidad en mi cueva. La siento tan fuerte, tan vigorosa y decidida.. Entra,
sale y vuelve a entrar... Lentamente pero sin titubeos, se abre paso entre la
estrechez de mi vagina y yo siento cada una de sus papilas, de sus poros, que
parecen nacidos para deleitar mi goce.
Todo mi ser anida entre mis muslos, los cuales
rodeas con tus brazos para acomodarte entre ellos y siento que tu boca poderosa
es dueña de mi cuerpo, del latido de mi corazón que ha descendido hasta mi
clítoris hinchado, lleno de sensaciones deseosas de explotar y al borde del
delirio.
Reanudas tu tarea en éste. Me llevas y me entrego a
un camino sin retorno. Mi espalda se arquea pues no puedo controlar mi éxtasis.
Ahhhhh.....
El placer es tan inmenso que mis ojos, todavía
cerrados, se inundan de lágrimas que besan mis mejillas a la vez que mi helado,
convertido ya en líquido, besa tu boca y sacia tu garganta sedienta.
Y en la confusión de mi ser, en la recuperación de
mi aliento, siento un beso lleno de amor en mi boca que me susurra: - Ssst..
duerme... sólo ha sido un sueño...
Sé que no es cierto, que ha sido real, pero decido
creerte. Ahora sólo quiero volver a dormirme y volver a soñar...
Ojalá cuando despierte, seas tú el que duermas y
pueda regalarte un sueño...
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