viernes, 29 de abril de 2011

Sé que no debo...


(Canción recomendada para escuchar mientras lees este relato: “Si tú te atreves” de Luis Miguel. Búscalo en el reproductor de música del blog y deja que te acompañe mientras te sumerges entre estas líneas)

Lo sé. No hace falta que nadie me lo diga. Sé que no debo. Sé que no debo sentir lo que siento ni hacer lo que hago. Pero… ¿cómo se hace? ¿Lo sabes tú? ¿Sabes tú decirme como se hace para borrar de un plumazo el deseo o la pasión?
Porque yo no lo sé y te juro que lo intento. Pero es más fuerte que yo. No puedo controlar que mi corazón dé un vuelco cada vez que lo veo. Y que mi vientre se estremezca cuando me acaricia con su mirada.
Porque no es mío y además, yo soy de otro, así que no está bien. Busco justificarme porque, según las normas, hago mal y me siento culpable pero ¿de qué tengo la culpa? ¿de sentirme viva? ¿de tener una sonrisa permanente y volar? ¿de que mi piel vibre?
Joder!! Pues no quiero dejar de sentirme así!! Tírame tú la primera piedra si te crees en derecho o mejor que yo, pero no vas a privarme de mi felicidad y de que mi corazón vuelva a latir como cuando tenía 15 años.
Porque, desde que está él...

Desde que estás tú, mis despertares tienen otro color...
Salto de la cama emocionada porque, en un rato, te voy a ver. Canturreo, atiendo mis obligaciones de madre, esposa y ama de casa y luego me dispongo a arreglarme, pensando en ti. Y es ahora, a solas en mi dormitorio y contigo en el pensamiento, que se me escapa una sonrisa…
Cojo mi móvil y releo por milésima vez el único mensaje que me he permitido guardar de todos los que me envías a diario: AADAA. Incomprensible para cualquiera y es por eso que no lo he borrado. Pero para nosotros dice un todo: Alejandro ama, desea, añora Alondra...
Mi reflejo en el espejo hace que contemple mi cuerpo. Lo siento tan vivo... Un cuerpo ansioso de tus manos, de tus besos y me siento sensual como hace mucho que no me sentía. Porque sé que me deseas, que te mueres por recorrer cada una de mis curvas. Porque me lo dices cada día y lo leo en tus ojos cuando paso a tu lado.
La crema corporal hace las veces de tus dedos y me inunda de suavidad. Mis manos conocen cada hueco de mi cuerpo e, imaginando las tuyas enlazadas a las mías, te guío para que no quedes sin descubrir ni un milímetro de mi piel. Me aplico la loción con ternura, así como tú lo harías y me recreo en mi estómago, en mi vientre. Masajeo mis pechos y sin pensar, los presiono con pasión pensando que eres tú quien los toca.
Noto como un calor invade mi cuerpo y la excitación humedece mi sexo.
Desearía seguir con tu presencia entre mis yemas pero debo apresurarme o llegaré tarde al trabajo. Y no puedo hacer eso pues sé que estás esperando mi llegada tanto como yo llegar.
De camino al colegio, mi hijo recita el poema que están aprendiendo en el cole. Con sólo 5 años, ¿cómo puede recordar una rima tan larga? Lo observo por el retrovisor y mi corazón se llena de amor. No quiero hacer nada que le pueda lastimar, no quiero romper su seguridad y su rutina. Su felicidad es lo más importante para mí.  Y la estoy fastidiando. Estoy arriesgando el núcleo donde él se siente seguro y protegido...
Tras dejarlo en la escuela, continúo mi trayecto hacia el trabajo. Debo acabar con ésto, con lo nuestro, porque juego con fuego y ya se sabe que el que juega con fuego se quema. Así que dejaré de responder a tus sonrisas y a tus miradas disimuladas cuando estamos rodeados de gente. Renunciaremos a encontrarnos en las esquinas y pasillos solitarios para prodigarnos palabras veladas de amor y deseo. Caricias y primeros tímidos besos de adolescentes.
Aún estamos a tiempo. No hemos sobrepasado la línea. Al menos, en un aspecto físico pues todavía no ha habido sexo entre nosotros. Imaginado y deseado millones de veces pero nunca consumado. Así que ninguno de nosotros ha traicionado a nadie todavía!!

 Porque... ¿cuenta como infidelidad cuando es sólo de pensamiento? ¿Y si es de corazón? ¿Eso también cuenta?  Dime que no, porque así creeré que no estoy haciendo nada malo.
Y si el pensamiento cuenta, entonces soy culpable mil veces porque lo que imagino con él, no puede ser superado por la realidad.
Sí, sí.. Lo sé! Soy adulta y debería comportarme como tal, no? Como una mujer madura, razonable y que sabe donde está su sitio...

E inmersa en mis pensamientos, llego y aparco inconscientemente. Entro en la fábrica creyendo en mis propias palabras y decidida a cumplirlas. Me dirijo al vestuario para ponerme la bata de trabajo y, como una autómata vacía de emociones, memorizo en mi cabeza lo que debo y voy a decirte. Seguro que será más fácil si lo suelto de un tirón sin permitir que me interrumpas.
Señor.. ¿dónde ha estado mi cabeza en los últimos minutos? Debo llegar tarde pues observo que ya no hay colgada ni una de las batas de mis compañeras así que soy la última en cambiarse.
Súbitamente se apaga la luz quedándome a oscuras. Me acerco a tientas hasta el interruptor y...
Siento tu perfume y ya, sólo éste, me embriaga y enturbia mis pensamientos.
Tus dedos se enredan con los míos impidiéndome que lo pulse y me atraes hacia ti.
-         Sssssssssst... - El dorso de tu mano recorre mi mejilla y tu susurro calienta mis sienes – ¿Cómo puedo echarte tanto de menos? No consigo pensar en otra cosa que no seas tú...
-         Debo hablarte, Alejandro. No podemos seguir así.
Hablo y mi aliento choca contra tus labios que están a milímetros de los míos.
-         No. No podemos... - respondes.
Y tu lengua entra mi boca y su humedad disipa el discurso que mi mente tenía preparado. Ya no existe porque ya no recuerdo ni una sola de las palabras que incluía. Y la voluntad del corazón vence a la del pensamiento. Porque ya no quiero ni puedo pensar. Sólo siento...
Siento como tu pasión se funde con la mía y nuestras lenguas se enlazan y convierten en una sola.
Siento como tus brazos me estrechan con fuerza y mis pechos se clavan en tu torso.
Siento como tus manos se deslizan por debajo de mi bata y de mi falda y acarician el encaje de mi culotte.
Ya no soy Alondra, la esposa o Alondra, la madre. Sólo soy Alondra...
Entre besos húmedos y nuestra sed de deseo, hemos llegado a uno de los cubículos del vestuario, buscando cobijo a nuestro secreto. Tan solo el silencio y la oscuridad nos acompañan.
Tus ansias han abierto mi blusa sin respetar sus botones y devoras mis pechos con la pasión de un devoto peregrino que llega a su destino.
Y yo no soy menos porque mi ser más profundo ha quedado libre. Acaricio tu pecho, tus hombros, tus brazos, hundo mis dedos entre tus cabellos y aprieto tu rostro contra mis senos para que no dejes nada sin recorrer. Mis pezones arden y están tan ansiosos de tus besos que hasta duelen.
No puedes darte cuenta pues está oscuro pero tienes delante, entre tus brazos a la parte de mí que aún no conocías. Soy la mujer que ya no recordaba ser. Soy puro sexo y deseo. Puro placer y éxtasis. 
Tras tantos años de uso, sé muy bien que en la esquina del pequeño vestidor hay una silla y hasta ella te llevo. Desearía encender la luz y disfrutar de este momento mirándote a los ojos pero no es posible y ni siquiera tenemos mucho tiempo. Aún así, este instante es irrepetible y ya no tiene marcha atrás. No se puede detener a un toro embravecido o un tren sin frenos. Y eso es lo que somos nosotros ahora.
Te hago sentar y tus brazos no tardan en rodearme por las caderas. Las caricias que regalas a mis glúteos suben la falda hasta mi cintura y el satén de mis braguitas roza tu nariz.
Por un instante permaneces inmóvil, inhalando mi excitación. Un pequeño gemido escapa de tu boca y calienta mi pubis. Una punzada de deseo se clava en mi sexo y siento como me humedezco...
Mis piernas tiemblan mientras tus manos deslizan lentamente mi ropa interior por mis piernas y, cuando llegan a mis rodillas, me siento flaquear.
Necesito sentirte mío y que me sientas tuya. Necesito que entres en mí y acogerte con toda mi pasión y calidez.
Uno de mis tobillos se libera del culotte, que se queda arropando un tacón. Me inclino y, mientras te regalo mis besos más tiernos, más verdaderos, desabrocho con tu ayuda, tu pantalón.
Tu virilidad queda libre y, agudizado por la oscuridad, mi tacto se recrea. Acaricio tu miembro tan duro, tan suave, siento en mis dedos cada una de sus venas. Casi puedo verlo, tal como lo siento crecer en mis manos.
Ansío tenerte dentro pero también necesito deleitar su sabor así que, me arrodillo para regalarte otros besos más íntimos. Mi lengua te acaricia y mi boca te acoge como antesala a lo que nos espera. Te saboreo como tantas y tantas veces he imaginado. El ligero sabor salado de tu piel me sabe a gloria y la tersura de tu glande es seda para mis labios. Hundes los dedos entre mis cabellos y siento como tu amor acaricia mi nuca.
Deseo regalarte todo mi ser, deseo fundirme contigo y demostrarte con hechos lo que no se puede demostrar con palabras. Esa mezcla de amor, pasión, necesidad, obsesión..
Deseo que ese cóctel de sentimientos hoy se transformen en un placer físico tan grande como el que sentimos, en nuestro interior, hace tiempo.
Podría estar durante horas, perdida entre tus piernas, como si tu miembro fuera mi único alimento. Lamiendo lentamente toda tu poderosa longitud, humedeciendo sin fin tu carne, introduciendo tu hombría hasta mi garganta, succionando tu deseo hasta la última gota pero no tenemos tiempo y te necesito...
Necesito sentarme sobre ti y que me llenes. Que llenes hasta el último rincón de mi sexo y que cada milímetro de mi carne más íntima sienta las caricias de tu fuerza. Así que me incorporo, abro mis piernas y contigo entre ellas, desciendo lentamente. Tus manos sujetan mi cabeza y tu boca  envuelve de besos desesperados todo mi rostro. Nuestros besos llevan todo el deseo reprimido durante tanto tiempo y yo creo llegar ya al éxtasis cuando guiado por mi mano, tu pene roza mi clítoris y se abre paso para llegar a su meta.
Mi sexo te acoge lentamente para que entres hasta lo más recóndito. Siento cada poro de tu piel en mis entrañas,   la vigorosidad de tu miembro se baña en mi intimidad. Estás por completo dentro de mí y me clítoris se frota contra tu pubis. Podría pararse el tiempo, detenerse el mundo y nosotros no seríamos conscientes porque, en este preciso instante, no estamos en él.
Sólo existen los sentidos de dos cuerpos que se sumergen en un ritmo acompasado. Un baile que asimila un ritual de aparejamiento entre dos seres desesperados y entregados a su naturaleza.
Las lágrimas florecen en mis ojos que se humedecen al igual que mi entrepierna y tus labios, en la oscuridad, se alternan entre mis párpados y mi boca. Buscan secar mis lágrimas. Intentan ahogar mis gemidos mientras silencian los tuyos.
Inconsciencia en mi mente. Placer infinito...  Sino me sujetaran tus brazos, dudo pudiera continuar erguida porque mi cuerpo se desvanece en su propio éxtasis y en el tuyo que siento como  llena mis entrañas...
Continuamos abrazados, aferrados uno al otro. Sintiendo como nuestros corazones chocan su palpitar mientras se esfuerzan en bombear tanta sangre inyectada en pasión y recuperar su ritmo. Las bocas entreabiertas todavía jadean intentando coger aire para relajar nuestra respiración entrecortada.
-         Te quiero...
-         Te quiero...
Lentamente, me incorporo y, entre silencios, entre besos y abrazos, sumergidos todavía en la oscuridad, vamos regresando a la realidad, al mundo real que por un breve momento habíamos abandonado.
Un último beso antes de salir, cargado de sentimientos y de palabras que no necesitan ser pronunciadas. No es momento de hablar.
Hace rato que debería estar en mi puesto de trabajo así que salgo yo primero. Alegaré un imprevisto familiar para justificar mi retraso.  Tú esperarás un rato prudencial y saldrás por la otra puerta.
Tras arreglarme el cabello y la ropa, ya con la luz encendida y fuera del cubículo donde tú todavía permaneces, salgo al pasillo que me lleva a la sala de las cosedoras.
Me asombro de mí misma al escuchar mi convincente tono explicándole a la encargada de mi  sección, el contratiempo que he sufrido. Jamás pensé tener una capacidad de improvisación tan grande. Me dice que no me preocupe, que total, es la primera vez que llego tarde y que lo importante es que haya solucionado mis problemas. Lo restará de mis horas de asuntos personales y ya está.
Me siento delante de mi máquina de coser. Al ponerla en funcionamiento y comenzar a trabajar, me doy cuenta de que me falla el pulso y no atino a colocar la hebra de hilo en su sitio. Pongo todo mi esfuerzo en conseguir que la tela no tiemble entre mis manos y no desviar las costuras.
Atraviesas la sala, de camino a la oficina técnica y al pasar a mi lado sin detenerte, pronuncias un inocente “Buenos días, Alondra”. Yo respondo con un saludo distraído, sin apenas levantar la mirada de mi mesa. Sé que luego me llamarás. Ahora ni es prudente saludarnos de una manera que indique más confianza ni tampoco soy capaz de aguantarte la mirada.
Todavía siento tu calor en mi piel, tu esencia en mis entrañas. Todavía estás en mí y me siento como un volcán en erupción, luchando por contenerme escondida tras mi máquina. No veo la tela, no oigo la música de la sala ni las conversaciones de las compañeras. Sólo consigo revivir en mi interior lo que apenas acabamos de vivir, de sentir...

¿Y sabes una cosa? No soy capaz de sentirme culpable. Al menos todavía... Porque de momento, sólo siento lo que al principio te expliqué: felicidad y vida. Y todavía más vida que antes. Porque mi corazón y mi cuerpo ahora vibran todavía con más fuerza porque han vivido algo maravilloso. Quizás muy reprochable e imperdonable pero yo te lo he explicado tal y como lo siento y, si no has podido entenderme ni siquiera en pequeña medida, significa que no puedes concebir el amor y la pasión tal y como yo lo siento. Así que ahí tienes la piedra, si aún quieres lanzármela pero recuerda que nadie dio a nadie la potestad de juzgar a los demás...

11 comentarios:

  1. BRAVO BRAVISIMO,, IMPRESIONANTE ,, LEO TU ULTIMO RELATO Y PIENSO KE NO LO SUPERARAS KE INGUENUO SOY CADA VEZ TE SUPERAS CON CRECES , CONTINUA ASIN, Y GRACIAS POR DELEITARNOS CON TUS MARAVILLOSOS RELATOS ....... FELICIDADES UN BESO

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  2. Increíble...sin palabras...qué puedo decir??? El amor es así tal y cómo tú lo cuentas...es como un Sunami que arrasa y no deja nada en su sitio.Me encanta tu blog y de todos tus relatos me quedo con éste porque lleva un toque especial...un toque de romanticismo que siempre viene bien para románticos como yo.FELICIDADES.

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  3. Gracias a los dos anónimos por vuestros comentarios.Os agradezco de todo corazón que sigáis mi blog. Espero que no dejéis de hacerlo y que mis próximos relatos os continúen despertando ese tipo de sensaciones y mereciendo vuestro interés.
    Un beso,

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  4. Me encanta,hay un derroche de sentimientos increible...Describes la pasion de una manera que uno la puede percibir, casi,como si fueras el protagonista.
    dentro de lo bellisimo del relato,si me lo permites,te diria que estaria bien otro enfoque,digamos"la vivencia de el", que reflejara el amor sincero que siente por Alondra y su lucha interna en la que estan sus dos vidas,la normal y cotidiana frente a la prohibida y apasionada.
    De todas maneras felicidades.Un beso

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  5. Hola, Anónimo. Gracias por tus palabras. Que llegueis a sentir esa sensación de pasión y sentimientos como si fueran vuestros, significa que mis relatos llegan a donde deseo que lleguen: a vuestro interior.
    Respecto a lo que me comentas de enfocarlo desde los sentimientos de él, también sería fascinante pero piensa que, al escribir mis relatos, intento ponerme en el lugar de la persona que me lo solicita. Me fundo en sus deseos, fantasías o sueños y me centro en sus sensaciones. Por eso he escrito intentando convertirme en "Alondra". Gracias de nuevo por tus felicitaciones. Un beso.

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  6. Eres increíble Rosa,muchísimas gracias,me encanta tu blog.

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  7. Gracias a tí por seguir mi blog. Vosotros, mis lectores, sí que sois increíbles... Mil besos.

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  8. Supongo que es algo inherente al alma de la mujer; yo, por mucho que me empeñe, jamás podría plasmar toda esa enorme delicadeza y elegancia en un relato de corte erótico. Al mismo tiempo cuando escribo poesía me es imposible hacer referencia a ninguna clase de reminiscencia erótica.

    Tú, sin embargo, despliegas un arcoíris de sensaciones en un relato de alto voltaje que resuena en los sentidos de una manera muy agradable y sensitiva, te felicito.

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  9. Red feeling... Agradezco de todo corazón tus palabras. Me siento muy halagada. He visitado tu blog y tus relatos también son altamente eróticos. Me encantaría poder leer también tu poesía. Un beso...

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  10. Eres sorprendente, Rosa. Muy agradablemente sorprendente, para ser más exacto. Este relato sólo lo pudo escribir una mujer, y es por eso mismo emocionante y perturbador. Contiene sensibilidad, sensualidad y sexualidad en una mezcla hábil y deliciosamente proporcionada. Enhorabuena por tu talento. Y gracias por compartirlo.

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  11. Muchísimas gracias, Michel. Me alegro de que el equilibrio que busco en mis relatos, entre lo sexual y lo emocional, también llegue y perturbe al género masculino. Mi deseo es que, tanto hombres como mujeres, sientan su sensualidad a flor de piel, cuando visitan mi blog y dedican su tiempo a leerme. Disfrutar, sentir, vibrar... Eso es lo que quiero que sintáis cuando venís a verme por aquí... Un beso enorme.

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